sábado, 13 de febrero de 2016

Sigue lloviendo.

Voy a romper los cristales, ahuyentar la niebla con mis gritos y subir a los alto del más bello edificio para gritar doscientas veces que lo conseguí.
Voy a enamorarme de mis inseguridades, de mi miedo y de mi insomnio.
De mi caos, mi desorden, mis huracanes y mis tormentas,
para demostrarme por una vez que son lo más bonito de mi.
Voy a persuadir a mi sonrisa para que vuelva a obsesionarse con mi cara.
Aprender a caminar sola, valerme sola, llorar sola, bailar sola.
No voy a temer a los días tristes ni a mis lágrimas desnudas.
No voy a temer al abandono ni al olvido.
No voy a temerme.
Pero, ¿cómo podré cruzar la fina meta de la luminiscencia
si la lluvia no ha logrado cesar?

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