miércoles, 20 de abril de 2016

Mi estrella fugaz.

Recuerdo que fue un momento. Un momento comparable a cuando ves una estrella fugaz. Un momento de luz, eléctrico. Recuerdo que dolió. Propalaba insuficiencia, mas erradicó mis versos más trabajados. Lo odio por ello porque ahora no soy capaz de soñar algo que no sea el rayo de luz de aquel día, porque no puedo pasar por ese rincón sin pensar qué pudo ser de ti. Estrella, fugitiva, ¿por qué te escondes detrás de una metáfora? Porque pasan las horas, los días, las semanas, los meses y sigo sin revivir aquel momento que tanto añoro a sabiendas del pesar que él conlleva. Y no te conozco, pero irradias ganas de romper las paredes y gritar autenticidad a viva voz (estaré loca de remate). Porque las calles de este pueblo desolado son repugnantes, sucias, apestan a monotonía y cumplidos fáciles, pero tú, sin embargo, juraría que deslumbrabas.
Adrenalina y poesía, y recuerdo que fue sólo un momento.
Pero supongo que es difícil ver las estrellas
con las luces encendidas.

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